Ese monstruo torturador llamado ansiedad, que coge de forma desprevenida a muchas personas y otras con las simplemente deben convivir con ella. Llega para destruirte de a poquito al punto de llegar en ocasiones a ataques de ansiedad e incluso de pánico.
Table of Contents
ToggleAunque conocemos las repercusiones mentales que promueve este monstruo, hoy queremos hablar un poco de cuáles son las afecciones físicas que acarrea la ansiedad y cómo podemos hacer para que estas consecuencias no intervengan tanto en nuestra vida diaria.
¿Qué le hace a mi cuerpo?
Dentro de los trastornos psicológicos, la ansiedad es uno de los más comunes, y sin embargo uno de los más temidos a largo plazo. Y no solo por el desgaste psicológico que representa, sino porque sus síntomas físicos son detestables, frustrantes y literalmente pueden detener tu rutina.
También tenemos que dentro de los trastornos de ansiedad, lo más comunes son el trastorno de ansiedad generalizada, la fobia social, las fobias específicas y la agorafobia.
Veamos acá a que se enfrenta nuestro cuerpo cuando lidia prácticamente con cualquier tipo de ansiedad:
- Incapacidad de respirar correctamente. Sientes como si no pudieras llenar por completo tus pulmones con oxígeno. A esto también le podemos sumar hiperventilación durante los ataques.
- Presión en el pecho. Allí justo en todo el medio de tu pecho puedes sentir como si algo pesado estuviera posado en tu pecho, y esa sensación puede durar todo el día, durante días, o puede intensificarse con los ataques.
- Taquicardia. Nuestro corazón responde, así como nuestros miedos, y de alguna forma dice “tenemos que bombear más oxígeno para el cerebro” o es lo que intenta hacer el corazón, aunque sabemos que no es una sensación para nada placentera.
- Subida o bajada de tensión. Aunque suele tener una tendencia a la baja, y al debilitamiento, hay casos en los que ocurre lo contrario y esta puede subirse.
- Nudo en la garganta. Esta incomodidad en su mayoría no permite siquiera que la persona coma, ya que se hace complejo el tragar, incluso agua. Esto por supuesto perjudica la alimentación de la persona, porque, aunque muchas pierden el apetito, hay otras que simplemente no pueden comer aunque sientan hambre.
- Tensión muscular. Sientes partes de cuerpo casi como piedra, como el cuello, la espalda, los hombros y esto suele provocar dolores de cabeza o incluso migrañas.
- Problemas de digestión. Con una deficiente alimentación y una ansiedad constante que afecta todo tu cuerpo es muy común también tener inconvenientes estomacales como diarrea, hinchazón, pérdida o aumento de peso. Estos problemas también inhiben la correcta absorción de nutrientes para el cuerpo.
- Cerebro y memoria. La pérdida de memoria a corto y largo plazo es uno de los síntomas más comunes. Sin embargo también podemos sumar a estos inconvenientes neuronales al Insomnio, debido a la alteración de cortisol y su baja producción cuando se tiene ansiedad. Por supuesto, esto no permite al cerebro y al cuerpo, obtener el descanso que requiere.
- Disfunción sexual. En líneas generales, los inconvenientes tienden a bajar nuestra libido y disminuir el deseo sexual, y no es diferente con la ansiedad, solo que a esto le sumamos posibles problemas de fertilidad.
¿Cómo puedo llevarla o no parar por la ansiedad?
No mentiré, es complejo, pero podemos dar lo mejor de nosotros para lograr un mejor equilibrio en nuestra vida.
Uno de los métodos principales para tener la ansiedad a raya es tratarla yendo a terapia. Ayuda un montón.
Otro método infalible es concentrarse en la respiración. Una tres o cinco respiraciones profundas y tranquilas ayudarán a bajar el ritmo cardíaco y a aplacar alguno que otro síntoma dentro de un momento de desesperación.
Un punto primordial a tener en cuenta es el análisis de esta ansiedad. Concientizar el motivo qué es lo que nos ha provocado la ansiedad. Una vez reconocido y aceptado ese motivo principal, podemos sentir como disminuye su fuerza sobre nosotros.
En conclusión, aprendamos a gestionar nuestra ansiedad, ya que todos estos síntomas generan un desgaste físico fuerte y evidente, así como también podemos sumarle sensaciones de tristeza, inseguridad, desánimo, falta de autoestima y muchas otras consecuencias a nivel psicológico.
Pelea con este monstruo, con estos tips y en terapia.
Quizás también te pueda interesar…