Tuve que tomar una decisión dura, sacrificar a Rocco mi querido perro, después de 14 años. Que sensación tan grande de responsabilidad, yo y solo yo decido sacrificarlo ¿quién soy yo para decidir sobre su vida? me he ido preguntando estos días. Rocco, seguro que lo entenderás.
Esto me ha llevado a dejarme sentir y a sostener la tristeza, y me gustaría compartir contigo todo lo que me ha aportado.
Gracias a la tristeza me siento serena y en calma, me esta ayudando a bajar a la tierra y hacer reflexión sobre muchas situaciones de mi vida, en estos momentos se apaga el ruido externo y solo queda el interno, lo escucho. Me esta enseñando a ser más paciente, a parar de la vorágine y ponerle sentido, a planificar, a reestructurar, a reaprender.
Lleno mis pulmones al máximo de aire y me recuerda que necesito respirar.
Ya llevo unos días para mi suficientes, y ahora la suelto, dejo que se vaya poco a poco, despacio, con cada expiración.
Gracias de nuevo tristeza por todo lo que me haces crecer, te abrazo, te acojo y te suelto.
¡Hasta pronto!